jueves, 7 de enero de 2010

CERTAMEN LITERARIO "TOROS DE PIEDRA" 2009





EL DIA 18 DE ABRIL 2009 FUÉ LA ENTREGA DE PREMIOS DE II CERTAMEN LITERARIO DE RELATOS CORTOS "TOROS DE PIEDRA".

EL PRIMER PREMIO, EN LA CATEGORIA "AMBITO LOCAL", FUÉ PARA CARMEN FDEZ DEL BARRIO POR SU RELATO TITULADO "RECUERDOS DORMIDOS".

AQUI OS DEJO UNA PEQUEÑA PARTE DE ESTE RELATO:

El asiento era reclinable, pero mi postura no era la más indicada para un buen descanso, inútilmente intenté acomodar mis doloridas costillas contra el posa brazos,"- Deberían de hacerlos más anchos", pensé. Fijé la mirada en la pequeña ventana que se alzaba elegante junto a mí y alcanzando la anilla de la cortinilla, tiré ligeramente de ella, manifestándose ante mí la belleza inusitada de un cielo claro y despejado. Evidentemente aun volábamos por encima de las nubes, era una aventura baldía el intentar divisar algo bajo ellas, con un calculo rápido pude solventar mis dudas, aun quedaba una hora de vuelo antes de que el avión tomase tierra en Barajas.

Hubiese dado cualquier cosa por encontrarme entre las cálidas sabanas de mi cama en Dublín y como si aun fuese una niña que no desea levantarse para ir al colegio, taparme con el cobertor la cabeza y seguir afanosamente con mis quehaceres, dormir, tal vez soñar y gozar de la templanza de mi refugio de algodón y poliéster. Debía conformarme con aquella pequeña manta que la azafata nos había entregado a mí y al resto de pasajeros.

Volví a bajar la cortina de la ventana y con el zumbido de los motores como único acompañante de viaje, que llegaba hasta mis oídos disminuidos por los tapones de cera que estaba utilizando, introduje el brazo bajo la manta para evitar el helor que adormecían mis manos. Tantas eran mis ganas de dormir, tantas las ganas de llegar a mi destino, que en ese preciso momento los recuerdos y las sensaciones del pasado me invadieron por completo. Si en ese mismo instante algún pasajero se hubiese fijado en mí, habría podido afirmar que me había visto sonreír y no era para menos, pues me dejaba arrastrar por la corriente embriagadora de los mejores momentos de mi vida.

La época del año que recordaba con más entusiasmo y ternura, era por supuesto el verano, subrayando principalmente y con extrema exaltación, aquellos en los que mis padres decidían que podía pasar unas semanas en casa de mi abuela materna, que junto con mis tías, eran las protagonistas indiscutibles de todos aquellos recuerdos que evocaban en mí una mezcolanza de alegría y melancolía. Poder visitarlas en verano, era para mí una ilusión celada durante los largos meses del invierno en Barcelona, donde mis padres habían establecido nuestro hogar.

El Tiemblo, en pocas horas estaría respirando su aire de primavera, limpio y tibio, impregnándome de su olor a tierra y agua, vagaría sin prisa por sus calles colmadas de paz y si la noche lo permitía, podría observar con el mismo sosiego de quien adora al ser amado, el cielo Tembleño. Un manto oscuro salpicado de estrellas y constelaciones, como si se tratase de los juguetes olvidados por recoger de los Ángeles.


PARA LEERLO COMPLETO USAR EL ENLACE.

http://s3.amazonaws.com/lcp/fdez_barrio/myfiles/08-RECUERDOS-DORMIDOS.pdf