Las cuerdas de una vieja guitarra
interpretaron la melodía de mi alma.
La cansada voz de aquel viejo trovador
cantaba los poemas que brotaban de mi corazón.
Los transeúntes frenaban sus prisas
y observaban en silencio al viejo cantor.
- ¿Es poesía?.
- Es amor. El hombre respondía.
Su mirada perdida más allá del horizonte
en busca de su amada guitarra,
que persigue moribunda su voz cansada,
de aquel viejo trovador, que cantaba
en prosa la historia de su corazón.
La historia de dos vidas que se
unieron para vivir su gran amor.
DEL BARRIO